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sábado, 3 de noviembre de 2012

Morir en ti


Beberte es la luz
 morir envenenada
trastornada mi sangre
y ardiendo el alma.
Libar tu salvia
morder tus huesos
hasta saberte dentro
hasta perder el sentido.
Caer al final a tus pies
rendida, inerte y desnuda
saciada de placer
invadida de tu vino.

viernes, 10 de agosto de 2012

Siempre tú


Tu presencia es neblina
dibujada en papel mojado
voz lejana con ecos de ausencia
sonrisa y sarcasmo
caricia soñada que muere con el sol
que perdona distancias
prometiendo el silencio abrumador
de esa paz de olvido.

No, no eres el hombre
que a cualquier dama asombre...
sólo eras el amor
hoy eres canción empolvada
enterrada en la lejanía del cobarde
de ese amor cobarde
que se conformó con recordar.

http://www.youtube.com/

watch?v=jFgfvtjSVnk&feature=rel
ated


domingo, 20 de mayo de 2012

"Sólo para clientes"

Todo comenzaba siempre de la misma manera, de hecho, era un ritual perfecta y exquisitamente ensayado, capaz de trastornar al más exigente y empedernido conquistador, al más experimentado Don Juan. Capaz de poner a sus pies los instintos más bestiales de cualquier hombre y volverlo loco hasta el punto de necesitarla otra y otra y otra vez más. En armonía impecable con aquel delicado y elegante gusto, sus “invitados” eran guíados por cada movimiento de sus manos, pareciera como si su perfume hiciera las veces de brújula y sus piernas de barca para conducirlos por ese mar de sensaciones que resbalaban por su sangre a la par que el vino tinto recorría lentamente boca y garganta al ritmo de jazz. Un solo beso, largo y embriagante era el detonante de todo un cúmulo de fantasías que arrebatándose unas a otras iban dando forma a cada segundo al lado de Ella. Llegado el momento en el que el vestido caía deslizándose frente a los ojos de él, tan suave que apenas acariciaba aquella tibia piel canela, ya el mundo había desaparecido por completo en su cabeza, una única e imperiosa necesidad traspasaba su mente: hacerle el amor. El siguiente paso era siempre el mismo, con desesperante tranquilidad y alternando con breves y mojados besos detrás del cuello, en las orejas y uno que otro en el pecho: Ella desnudaba poco a poco a su presa que ya para entonces estaba total y absolutamente rendido ante sus más insignificantes caprichos. Después… el jacuzzi. Entre vino tinto, caricias y jazz. La locura era siempre igual, La delicia era superada por el deseo. Y sucedió una noche, después de incontables visitas, después de interminables horas escribiendo para ella, después de tormentosos días pensando en él. -Vámonos de aquí, cásate conmigo Todo en ese momento paró de golpe, convirtiendo en hielo la escena más ensayada y perfeccionada en la vida de ella. Esta vez, todo se había salido de control. -No te equivoques corazón, esto… es sólo para clientes, mi corazón esta clausurado. Mientras él salía confundido y enojado, sólo una lágrima se le escapó a ella. Solitaria y enigmáticamente misteriosa, realmente deseada por ese selecto grupo de socialités que en cada reunión apostaban por ser el elegido, aquel privilegiado al que Ella señalaría para compartir su tan murmurado y codiciado ritual en el agua de su elegante jacuzzi. Así era su vida. Así decidió que sería.

sábado, 25 de febrero de 2012

Eterno


Una vez más
La misma pregunta que flota en el tiempo
Infinita
Sin sentido
absurda y penetrante
Irreverentemente perturbadora.
Vereda directa a tu risa
puente para dos vidas
que no libra el silencio de la distancia
y sin embargo,
amarra melancólicamente estas bocas
ácidas
sedientas
cansadas de buscar
Iracundas por perderse la una de la otra.
Y así,
pisoteando años
sacudiendo historias
arrastrando por qués
cada agosto entre el teléfono y la vida…
Tu voz
mi sonrisa
tu locura
Y un eterno nosotros.

viernes, 17 de febrero de 2012

Desahogo


Sólo un arrebato de fuego
un orgasmo de furia contenida
la rabia, el dolor y su partida.
Con besos de sangre
escupiste los gritos del alma
rasgaste cortinas de acero.
Bañada al sudor del hastío
y atrapada en la celda de la duda
arranqué de mis labios la ira.
Me vacié...
y al quedarme en el mar de la nada
al final de la batalla de carne
abrí los ojos para descubrir
que el cielo
aún se llama tristeza.